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Génesis 39:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 Después de algún tiempo, la esposa de su patrón empezó a echarle el ojo y le propuso: ―Acuéstate conmigo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 y la esposa de Potifar pronto comenzó a mirarlo con deseos sexuales. —Ven y acuéstate conmigo —le ordenó ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: 'Acuéstate conmigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Después de estas cosas, aconteció que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y le dijo: ¡Acuéstate conmigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: 'Acuéstate conmigo'.

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Génesis 39:7
19 Referencias Cruzadas  

los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon.


pero, cuando se le acercó para darle de comer, él la agarró por la fuerza y le dijo: ―¡Ven, hermanita; acuéstate conmigo!


»Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer.


Aparta mi vista de cosas vanas, dame vida conforme a tu palabra.


Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, no vayas con ellos.


te librará de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras


para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel;


pues la ramera va tras un pedazo de pan, pero la mujer de otro hombre busca tu propia vida.


Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo:


Por eso se demoraron las lluvias, y no llegaron los aguaceros de primavera. Tienes el descaro de una prostituta; ¡no conoces la vergüenza!


¡No hubo esquina donde no te exhibieras para prostituirte! Te abriste de piernas a cualquiera que pasaba, y fornicaste sin cesar.


»”¡Adúltera! Prefieres a los extraños, en vez de a tu marido.


En tu prostitución has sido diferente de otras mujeres: como nadie se te ofrecía, tú pagabas en vez de que te pagaran a ti. ¡En eso sí eras diferente de las demás!


Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.


Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables en el pecar; seducen a las personas inconstantes; son expertos en la avaricia, ¡hijos de maldición!


Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo.


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