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Génesis 32:31 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

31 Cruzaba Jacob por el lugar llamado Penuel, cuando salió el sol. A causa de su cadera dislocada, iba renqueando.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 El sol salía cuando Jacob dejó Peniel y se fue cojeando debido a su cadera dislocada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Jacob llamó a aquel lugar Panuel, o sea Cara de Dios, pues dijo: 'He visto a Dios cara a cara y aún estoy vivo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Y cuando hubo pasado Peni-’El, salió el sol, y cojeaba por causa de su muslo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Jacob dio a aquel lugar el nombre de Penuel, porque se dijo: 'He visto a Dios cara a cara, y no obstante ha quedado a salvo mi vida'.

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Génesis 32:31
19 Referencias Cruzadas  

Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve».


así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron: ―¡Apresúrate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perezcan cuando la ciudad sea castigada.


Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo.


Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y esta se le dislocó mientras luchaban.


Por esta razón los israelitas no comen el tendón que está en la coyuntura de la cadera, porque a Jacob se le tocó en dicho tendón.


Jeroboán fortificó la ciudad de Siquén en la región montañosa de Efraín, y se estableció allí. Luego se fue de Siquén y fortificó Peniel.


Los profetas de Baal tomaron el buey que les dieron y lo prepararon, e invocaron el nombre de su dios desde la mañana hasta el mediodía. ―¡Baal, respóndenos! —gritaban, mientras daban brincos alrededor del altar que habían hecho. Pero no se escuchó nada, pues nadie respondió.


Cerca estoy de desfallecer; el dolor no me deja un solo instante.


y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de zafiro, tan claro como el cielo mismo.


Y a pesar de que estos jefes de los israelitas vieron a Dios, siguieron con vida, pues Dios no alzó su mano contra ellos.


Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!»


Pero para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y saldréis saltando como becerros recién alimentados.


Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara.


pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.


y me dijeron: “El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su majestad, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida aunque Dios hable con él.


Pues ¿qué mortal ha oído jamás la voz del Dios viviente hablarle desde el fuego, como la hemos oído nosotros, y ha vivido para contarlo?


Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: ―¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!


Pero el Señor le dijo: ―¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir.


Desde allí subió a Peniel y les pidió lo mismo. Pero los de Peniel le dieron la misma respuesta que los hombres de Sucot.


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