La bruñeron y la afilaron para ponerla en manos del asesino.
Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y está pulida para entregarla en mano del matador.
Sí, ahora mismo la espada está siendo afilada y pulida; se prepara para el verdugo.
¡Ponte a gemir, hijo de hombre! Lanza gemidos ante ellos como si tuvieras roto el corazón, lleno de tristeza.
La dio a bruñir para tenerla a mano: ¡Afilada y bruñida está la espada para ponerla en mano del degollador!
'Gime, pues, hijo de hombre; gime como quien tiene los riñones quebrantados y amargura en sus ojos.