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Éxodo 4:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

18 Moisés se fue de allí y volvió a la casa de Jetro, su suegro. Al llegar le dijo: ―Debo marcharme. Quiero volver a Egipto, donde están mis hermanos de sangre. Voy a ver si todavía viven. ―Anda, pues; que te vaya bien —le contestó Jetro.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Luego Moisés volvió a la casa de Jetro, su suegro, y le dijo: —Por favor, permíteme volver a Egipto para visitar a mis parientes. Ni siquiera sé si todavía viven. —Ve en paz —le respondió Jetro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Yavé dijo a Moisés, en el país de Madián: 'Regresa a Egipto, pues ya murieron los que querían tu muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Entonces fue Moisés y volvió a su suegro Jetro, y le dijo: Me marcharé ahora y volveré con mis hermanos que están en Egipto, y veré si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Volvió Moisés a casa de su suegro Yetró y le dijo: 'Permíteme que vuelva a mis hermanos de Egipto, para ver si todavía viven'. Respondió Yetró a Moisés: 'Vete en paz'.

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Éxodo 4:18
11 Referencias Cruzadas  

―Yo soy José —les declaró a sus hermanos—. ¿Vive todavía mi padre? Pero ellos estaban tan pasmados que no atinaban a contestarle.


Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio».


―Puedes irte en paz —respondió Eliseo. Naamán se fue, y ya había recorrido cierta distancia


Moisés convino en quedarse a vivir en casa de aquel hombre, quien le dio por esposa a su hija Séfora.


Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios.


―Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz.


Algún tiempo después, Pablo dijo a Bernabé: «Volvamos a visitar a los creyentes en todas las ciudades en donde hemos anunciado la palabra del Señor, y veamos cómo están».


El carcelero, entonces, le informó a Pablo: ―Los magistrados han ordenado que os suelte. Así que podéis iros. Id en paz.


Todos los que aún son esclavos deben reconocer que sus amos merecen todo respeto; así evitarán que se hable mal del nombre de Dios y de nuestra enseñanza.


El sacerdote les respondió: ―Id en paz. Vuestro viaje tiene la aprobación del Señor.


―Vete en paz —respondió Elí—. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.


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