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Esdras 7:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

10 Esdras se había dedicado por completo a estudiar la ley del Señor, a ponerla en práctica y a enseñar sus preceptos y normas a los israelitas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Así fue porque Esdras había decidido estudiar y obedecer la ley del Señor y enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pues efectivamente se había dedicado con todo su corazón al estudio de la Ley de Yavé, a ponerla en práctica y a enseñarle a Israel las leyes y las costumbres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Por cuanto Esdras había determinado en su corazón escudriñar° la Ley de YHVH y practicarla, y enseñar en Israel sus estatutos y preceptos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 porque Esdras había aplicado su corazón al estudio de la ley de Yahveh, para ponerla por obra y para enseñar en Israel sus mandamientos y preceptos.

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Esdras 7:10
30 Referencias Cruzadas  

Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, conserva por siempre estos pensamientos en el corazón de tu pueblo, y dirige su corazón hacia ti.


Pero Roboán actuó mal, porque no tuvo el firme propósito de buscar al Señor.


Pero hay cosas buenas a tu favor, pues has quitado del país las imágenes de la diosa Aserá, y has buscado a Dios de todo corazón».


Y Ezequías felicitó a los levitas que habían tenido una buena disposición para servir al Señor. Durante siete días celebraron la fiesta y participaron de la comida pascual, ofreciendo sacrificios de comunión y alabando al Señor, Dios de sus antepasados.


El rey Artajerjes le entregó la siguiente carta a Esdras, quien era sacerdote y maestro de los mandamientos y preceptos que el Señor le dio a Israel:


Por cuanto tú, Esdras, posees la sabiduría de Dios, serás el encargado de nombrar funcionarios y jueces para que juzguen a los habitantes de la provincia al oeste del río Éufrates, es decir, a todos los que conocen la ley de Dios. Pero, a quienes no la conozcan, enséñasela.


Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la ley que el Señor, Dios de Israel, le había dado a Moisés. Gozaba de la simpatía del rey, y el Señor su Dios estaba con él.


»Pero, si le entregas tu corazón y hacia él extiendes las manos,


sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella.


Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes su clamor.


Inclino mi corazón a cumplir tus decretos para siempre y hasta el fin.


Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos.


La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo.


Firme está, oh Dios, mi corazón; firme está mi corazón. Voy a cantarte salmos.


»Los labios de un sacerdote atesoran sabiduría, y de su boca los hombres buscan instrucción, porque es mensajero del Señor Todopoderoso.


Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.


»Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.


¿Entendéis esto? Dichosos seréis si lo ponéis en práctica.


Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar


Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; cumple, pues, fielmente estos preceptos.


Le enseñó tus preceptos a Jacob y tu ley a Israel. Presentó ante ti, sobre tu altar, el incienso y las ofrendas del todo quemadas.


Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario, capaz de enseñar;


Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.


Tú, en cambio, predica lo que está de acuerdo con la sana doctrina.


Esto es lo que debes enseñar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.


»Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad.


Por eso Samuel le dijo al pueblo: «Si vosotros deseáis volveros al Señor de todo corazón, deshaceos de los dioses extranjeros y de las imágenes de Astarté. Dedicaos totalmente a servir solo al Señor, y él os librará del poder de los filisteos».


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