Así que tomé las dos tablas que traía en las manos y las arrojé al suelo, haciéndolas pedazos delante de vosotros.
Entonces tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos.
Entonces tomé las tablas de piedra y las tiré al suelo, y se partieron en pedazos a la vista de todos.
Arrojé, entonces, con ambas manos las tablas que llevaba y las hice pedazos a la vista de todos.
Entonces agarré las dos tablas y las arrojé de mis manos, quebrándolas ante vuestros ojos.
Tomé entonces las dos tablas, las arrojé con mis manos y las hice añicos ante vuestros propios ojos.