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Daniel 2:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

23 A ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey!»

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

23 A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Te agradezco y te alabo, Dios de mis antepasados, porque me has dado sabiduría y fortaleza. Me revelaste lo que te pedimos y nos diste a conocer lo que el rey exigía».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Dios de mis padres, te alabo y te glorifico porque me has dado la sabiduría y la fuerza, y porque acabas de darme a conocer lo que te habíamos pedido: nos has revelado el secreto del rey'. '

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 ¡A ti, oh Dios de mis padres, Te alabo y te doy gracias, Pues me diste sabiduría y fortaleza, Y me revelaste lo que te pedimos: ¡Nos diste a conocer el asunto del rey!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 A ti, Dios de mis padres, alabo y ensalzo, porque me has dado sabiduría y poder, me has revelado lo que te hemos pedido y me descubres el enigma del rey'.

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Daniel 2:23
33 Referencias Cruzadas  

Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que voy a hacer?


Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el Dios a quien Isaac temía, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia.


A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías dio un paso adelante y oró así: «Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo esto en obediencia a tu palabra.


Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone.


Entonces David bendijo así al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre!


Por eso, Dios nuestro, te damos gracias, y a tu glorioso nombre tributamos alabanzas.


y dijo: «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo, y el que gobierna sobre todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte!


Le has concedido lo que su corazón desea; no le has negado lo que sus labios piden. Selah


Te pidió vida, se la concediste: una vida larga y duradera.


El Señor brinda su amistad a quienes lo honran, y les da a conocer su pacto.


¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!


Además, Dios le dijo a Moisés: ―Diles esto a los israelitas: “El Señor y Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre eterno; este es mi nombre por todas las generaciones”.


El sabio conquista la ciudad de los valientes y derriba el baluarte en que ellos confiaban.


El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza.


Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder.


Más fortalece la sabiduría al sabio que diez gobernantes a una ciudad.


Yo digo que «más vale maña que fuerza», aun cuando se menosprecie la sabiduría del pobre y no se preste atención a sus palabras.


Vale más la sabiduría que las armas de guerra. Un solo error acaba con muchos bienes.


En aquel día dirás: «Señor, yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo.


“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes”.


A estos cuatro jóvenes, Dios los dotó de sabiduría e inteligencia para entender toda clase de literatura y ciencia. Además, Daniel podía entender toda visión y todo sueño.


Al mismo tiempo, les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo en cuanto a ese sueño misterioso para que ni él ni sus amigos fueran ejecutados con el resto de los sabios babilonios.


En verdad, nada hace el Señor omnipotente sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas.


En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños.


En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.


Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: ―Padre, te doy gracias porque me has escuchado.


Ya no os llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; os he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir os lo he dado a conocer.


Esta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer la revelación a su siervo Juan,


Uno de los ancianos me dijo: «¡Deja de llorar, que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos».


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