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Cantares 1:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar? ¿Por qué he de andar vagando entre los rebaños de tus amigos?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; Pues ¿por qué había de estar yo como errante Junto a los rebaños de tus compañeros?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Dime, mi amor, ¿hacia dónde llevarás hoy tu rebaño? ¿Dónde harás descansar tus ovejas al mediodía? ¿Por qué tendría yo que vagar como una prostituta entre tus amigos y sus rebaños?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Dime, Amado de mi alma, ¿a dónde llevas a pastar tu rebaño, dónde lo llevas a descansar a mediodía, para que yo no ande como vagabunda detrás de los rebaños de tus compañeros?

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Hazme saber, oh tú, a quien ama mi alma: ¿Dónde pastoreas? ¿Dónde lo° haces descansar al mediodía? Entre los rebaños de tus compañeros?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dime, amado de mi alma, dónde apacientas el rebaño, dónde sestea al mediodía, para que no vague perdida tras la grey de tus zagales.

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Cantares 1:7
33 Referencias Cruzadas  

―Ando buscando a mis hermanos —contestó José—. ¿Podrías tú indicarme dónde están apacentando el rebaño?


Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante.


¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!


A ti clamo, Señor, roca mía; no te desentiendas de mí, porque, si guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos.


Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño, tú que reinas entre los querubines, ¡escúchanos! ¡Resplandece


Mi amado es mío, y yo soy suya; él apacienta su rebaño entre azucenas.


Cual manzano entre los árboles del bosque es mi amado entre los hombres. Me encanta sentarme a su sombra; dulce a mi paladar es su fruto.


Mi amado es apuesto y trigueño, y entre diez mil hombres se le distingue.


Su paladar es la dulzura misma; ¡todo él es un encanto! ¡Tal es mi amado, tal es mi amigo, mujeres de Jerusalén!


Yo os ruego, mujeres de Jerusalén, que, si encontráis a mi amado, ¡le digáis que estoy enferma de amor!


Mi amado ha bajado a su jardín, a los lechos de bálsamo, para retozar en los jardines y recoger azucenas.


Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta su rebaño entre azucenas.


Tú, que reinas en los jardines, pendientes de tu voz están nuestros amigos; ¡déjanos escucharla!


Nunca más volverá a ser habitada, ni poblada en los tiempos venideros. No volverá a acampar allí el beduino, ni hará el pastor descansar a su rebaño.


Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca. Pues, cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.


Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas.


Cantaré en nombre de mi amigo querido una canción dedicada a su viña. Mi amigo querido tenía una viña en una ladera fértil.


»Así dice el Señor Todopoderoso: “En este lugar que está en ruinas, sin gente ni animales, y en todas sus ciudades, de nuevo habrá pastos en donde los pastores harán descansar a sus rebaños.


Pero surgirá uno para pastorearlos con el poder del Señor, con la majestad del nombre del Señor su Dios. Vivirán seguros, porque él dominará hasta los confines de la tierra.


»El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí;


»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.


Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. ―Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.


Vosotros le amáis a pesar de no haberle visto; y, aunque no le veis ahora, creéis en él y os alegráis con un gozo indescriptible y glorioso,


Para vosotros, los creyentes, esta piedra es preciosa; pero, para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular»,


Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.


Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.


Rut la moabita añadió: ―Incluso me dijo que me quedara allí con sus criados hasta que terminaran de recogerle toda la cosecha.


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