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2 Samuel 22:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 En mi angustia invoqué al Señor; llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios; Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó a sus oídos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, clamé a Dios por ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 y en mi angustia clamé a Yavé, le grité a mi Dios. Mi grito llegó hasta su presencia, desde su templo escuchó mi voz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 En mi angustia invoqué a YHVH, Sí, invoqué a mi Dios, y oyó mi voz desde su morada, Y mi clamor llegó a sus oídos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En mi aprieto yo clamo al Señor, a mi Dios elevo el grito, y él escucha mi voz desde su templo mi clamor alcanza a sus oídos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 En mi angustia, invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios; y Él oyó mi voz desde su templo; y llegó mi clamor a sus oídos.

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2 Samuel 22:7
16 Referencias Cruzadas  

En su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción.


Entonces clamé al Señor: «¡Te ruego, Señor, que me salves la vida!»


En mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió.


En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!


Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo.


Este pobre clamó, y el Señor lo oyó y lo libró de todas sus angustias.


Pero el Señor siguió diciendo: ―Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias.


Y pensé: “He sido expulsado de tu presencia. ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo?”


»Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo.


En cambio, el Señor está en su santo templo; ¡guarde toda la tierra silencio en su presencia!»


Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.


En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión.


Oíd cómo clama contra vosotros el salario no pagado a los obreros que trabajaron vuestros campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.


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