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1 Juan 2:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

5 En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él:

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 En cambio, si uno guarda su palabra, el auténtico amor de Dios está en él. Y vean cómo conoceremos que estamos en él:

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 pero el que obedece su palabra, en éste verdaderamente se ha perfeccionado el amor de Dios; por esto pues sabemos que estamos en Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 En el que guarda su palabra, en éste verdaderamente ha llegado a su plenitud el amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él.

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1 Juan 2:5
32 Referencias Cruzadas  

Le contestó Jesús: ―El que me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.


¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».


―Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.


El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.


Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan.


¡En esto consiste la perseverancia de los santos, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús!


Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios.


»Yo soy la vid y vosotros las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no podéis hacer nada.


Infundiré mi Espíritu en vosotros, y haré que sigáis mis preceptos y obedezcáis mis leyes.


sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.


A ti clamo: «¡Sálvame!» Quiero cumplir tus estatutos.


Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!


Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.


También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.


Pero gracias a él vosotros estáis unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención—


Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,


Ya lo ves: Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la perfección por las obras que hizo.


Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.


El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.


El que acata sus órdenes no sufrirá daño alguno. El corazón sabio sabe cuándo y cómo acatarlas.


Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo.


»Y ahora, hijos míos, escuchadme: dichosos los que van por mis caminos.


Tú has establecido tus preceptos, para que se cumplan fielmente.


El hijo entendido se sujeta a la ley; el derrochador deshonra a su padre.


para que ellos observaran sus preceptos y pusieran en práctica sus leyes. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!


Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor,


En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y este es el mandamiento: que viváis en este amor, tal como lo habéis escuchado desde el principio.


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