En el día de mi tribulación yo busqué al Señor, y se alzaban a El mis manos sin descanso por la noche.
Me acordaba de Dios, y me conmovía; Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah
Pienso en Dios y gimo, abrumado de tanto anhelar su ayuda.
No me acuerdo de Dios sin que no gima, si medito, una duda acosa mi espíritu.
Me acuerdo de ’Elohim, y me conmuevo, Me lamento, y mi espíritu desmaya. Selah
En día de pesares busco yo al Señor: mi mano, por la noche, se tiende sin reposo y mi alma rehúsa consolarse.