Porque a ti suplico, ¡oh Yahvé! De mañana tú escuchas mi voz; temprano me pongo ante ti y espero.'
Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti.
Oh Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los pecados de los malvados.
Tú no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida.
Porque tú no eres un Dios que se complace en la impiedad, La maldad no habita contigo.
Oye mi voz, Señor, por la mañana: a la aurora te envío mi oración y me quedo a la espera.