(3) ¿Quién jamás le asaltó y quedó salvo? No lo hay debajo del cielo.
¿Pondrás tú soga en sus narices, Y horadarás con garfio su quijada?
¿Puedes atar su nariz con una cuerda o atravesar su boca con una estaca?
Se vuelve tan feroz apenas lo despiertan, que no pueden hacerle frente.
¿Pondrás anillo en su nariz, O perforarás con un garfio su quijada?
No hay quien se atreva a provocarlo. ¿Quién sería capaz de resistirlo?