Tenía, cuando murió, ciento veinte años, y ni se habían debilitado sus ojos ni se había mustiado su vigor.
Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.
Moisés tenía ciento veinte años cuando murió, pero hasta entonces conservó una buena vista y mantuvo todo su vigor.
Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió. No había perdido su vigor y sus ojos veían aún claramente.
Y era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió. Sus ojos nunca se oscurecieron, ni se había debilitado su vigor.
Moisés murió a la edad de ciento veinte años. Sus ojos no se habían debilitado, ni había disminuido su vigor.