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Lucas 8:44 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

44 Ella se acercó a Jesús por detrás, tocó levemente su manto y en seguida quedó sana.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

44 Acercándose a Jesús por detrás, le tocó el fleco de la túnica. Al instante, la hemorragia se detuvo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

44 se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. Al instante se le detuvo el derrame.

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La Biblia Textual 3a Edicion

44 acercándose por detrás, se agarró del borde de su manto; y al instante el flujo de su sangre se detuvo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

44 acercándose por detrás, le tocó el borde del manto, e inmediatamente cesó su flujo de sangre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

44 vino por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se estancó el flujo de su sangre.

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Lucas 8:44
15 Referencias Cruzadas  

Jesús tuvo compasión de ellos, y les tocó los ojos. En ese mismo instante, los ciegos pudieron ver de nuevo, y siguieron a Jesús.


Jesús puso la mano sobre él y le contestó: --¡Sí quiero! ¡Queda sano! El hombre quedó sano de inmediato.


En el camino, pasaron por donde estaba una mujer que desde hacía doce años tenía una enfermedad que le hacía perder mucha sangre. Al verlos pasar, ella pensó: 'Si pudiera tocar el manto de Jesús, con sólo eso quedaría sana'. Entonces se acercó a Jesús por detrás y tocó su manto.


A donde quiera que iba Jesús, ya fuera por aldeas, pueblos o campos, la gente ponía a los enfermos en las calles. Y cuando él pasaba, le rogaban que dejara que los enfermos tocaran aunque fuera el borde de su ropa. Y todos los que lo tocaban quedaban sanos.


Jesús puso sus manos sobre ella, y en ese momento la mujer se enderezó y comenzó a alabar a Dios.


La mujer entró y se arrodilló a sus pies, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba.


Entre esa gente estaba una mujer que desde hacía doce años tenía una enfermedad que le hacía perder mucha sangre. Había gastado mucho dinero en médicos, pero ninguno había podido sanarla.


Entonces Jesús le preguntó a la gente: --¿Quién me tocó? Como todos decían que no habían sido ellos, Pedro le dijo: --Maestro, ¿no ves que todos se amontonan a tu alrededor y te empujan?


Pero el hombre no sabía quién lo había sanado, porque Jesús había desaparecido entre toda la gente que estaba allí.


La gente llevaba los pañuelos o la ropa que Pablo había tocado, y los ponían sobre los enfermos, y ellos se sanaban. También ponían pañuelos sobre los que tenían espíritus malos, y los espíritus salían.


La gente sacaba a los enfermos en camas y en camillas, y los ponía en las calles por donde Pedro iba a pasar, esperando que por lo menos su sombra cayera sobre alguno y lo sanara.


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