no me desprecies cuando ya sea viejo; no me abandones cuando ya no tenga fuerzas.
No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
Y ahora, en mi vejez, no me hagas a un lado; no me abandones cuando me faltan las fuerzas.
No me despidas ahora que soy viejo, no te alejes cuando mis fuerzas me abandonan.
No me deseches en el tiempo de la vejez, Ni me desampares cuando se agote mi vigor.
No me arrojes, llegado a la vejez, ni al faltarme las fuerzas me abandones,