Al que nos recuerda cuando estamos abatidos, porque su amor es eterno.
Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Porque para siempre es su misericordia;
Él se acordó de nosotros en nuestras debilidades. Su fiel amor perdura para siempre.
Se acordó de nosotros en nuestro abatimiento, porque su amor perdura para siempre.
El que en nuestra humillación se acordó de nosotros, Porque para siempre es su misericordia.
Al que en la humillación se acuerda de nosotros, pues su amor es eterno,