2 (3) No escondas de mí tu rostro cuando me encuentre angustiado; ¡dígnate escucharme!, ¡respóndeme pronto cuando te llame!
No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.
No te alejes de mí en el tiempo de mi angustia. Inclínate para escuchar y no tardes en responderme cuando te llamo.
No me escondas tu cara en el día de mi desgracia, vuelve tus oídos hacia mí el día que te invoco, apresúrate en responderme.
¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡Inclina a mí tu oído! ¡Respóndeme pronto el día en que te invoco!
Señor, escucha mi plegaria, que a ti llegue mi clamor.