El rey habla de parte de Dios y no dicta sentencias injustas.
Oráculo hay en los labios del rey; En juicio no prevaricará su boca.
El rey habla con sabiduría divina; nunca debe juzgar injustamente.
El rey habló: ¡es un oráculo! No se equivoca cuando tiene que juzgar.
Hay un oráculo en los labios del rey, Su boca no yerra en la sentencia.
Un oráculo son los labios del rey; cuando juzga, su boca no yerra.