El malvado se enreda en sus propias mentiras, pero el hombre justo sale bien del apuro.
El impío es enredado en la prevaricación de sus labios; Mas el justo saldrá de la tribulación.
Los perversos quedan atrapados por sus propias palabras, pero los justos escapan de semejante enredo.
El malvado queda atrapado en sus propias artimañas, el justo se libra de cualquier problema.
En la falsedad de sus labios se enreda el malvado, Pero el justo saldrá de la tribulación.
El perverso se enreda en la culpa de sus labios, pero el justo escapa a la asechanza.