«¡Que no nos vengan con profecías! —dicen ellos. ¡La desgracia no podrá alcanzarnos!»
No profeticéis, dicen a los que profetizan; no les profeticen, porque no les alcanzará vergüenza.
«No digan semejantes cosas —responde la gente—. No profeticen así. ¡Esos desastres nunca nos llegarán!».
No gastes tu saliva, dicen ellos, en anunciar todas estas cosas, pues nada malo nos pasará.
¡No profeticéis!, dicen; No profeticéis así, que la afrenta no nos alcanzará.
¡Dejad de babear -babean ellos-! ¡No babeéis de este modo! No nos tocará el deshonor.