Y recobraron la vista. Jesús les advirtió mucho: —Procuren que no lo sepa nadie.
Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Entonces sus ojos se abrieron, ¡y pudieron ver! Jesús les advirtió severamente: «No se lo cuenten a nadie»;
Después les ordenó severamente: 'Cuiden de que nadie lo sepa.
Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: '¡Cuidado que nadie lo sepa!'.