Mientras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban, Jesús no respondía nada.
Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.
Entonces, cuando los principales sacerdotes y los ancianos presentaron sus acusaciones contra él, Jesús guardó silencio.
Los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías lo acusaban, pero Jesús no contestó nada.
Y al ser acusado por los principales sacerdotes y los ancianos, nada respondió.
Pero a las acusaciones de los pontífices y los ancianos, él nada respondía.