Al volver Jesús a la barca, el hombre que había estado endemoniado le rogó que lo dejara ir con él.
Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él.
Mientras Jesús entraba en la barca, el hombre que había estado poseído por los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo.
Cuando Jesús subía a la barca, el hombre que había tenido el espíritu malo le pidió insistentemente que le permitiera irse con él.
Y cuando Él estaba entrando en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le permitiera estar con Él.
Al entrar Jesús en la barca, el que había estado endemoniado le suplicaba que le permitiera acompañarlo.