En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio o espíritu impuro, el cual gritó con fuerza:
Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,
Cierta vez que Jesús estaba en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio —un espíritu maligno— clamó, gritando:
Se hallaba en la sinagoga un hombre endemoniado, y empezó a gritar:
Y en la sinagoga estaba un hombre que tenía un espíritu demoníaco inmundo, y vociferó a gran voz:
Había en la sinagoga un hombre que tenía espíritu de demonio impuro y que comenzó a gritar a grandes voces: