Si yo lo llamara a juicio, y él se presentara, no creo que hiciera caso a mis palabras.
Si yo le invocara, y él me respondiese, Aún no creeré que haya escuchado mi voz.
Y aunque lo llamara y él me respondiera, dudo que me preste atención.
Podría apelar a él, aguardando una respuesta, pero, ¿cómo creer que me atenderá?
Si lo invoco, y Él me responde. No podría creer que me está oyendo,
Y aunque él respondiese a mi llamada, yo no creería que escuchaba mi voz.