Yo temía el castigo de Dios; ¡no habría podido resistir su majestad!
Porque temí el castigo de Dios, Contra cuya majestad yo no tendría poder.
Eso sería mejor que enfrentarme al juicio de Dios. Si la majestad de Dios está en mi contra, ¿qué esperanza queda?
Porque temo los castigos de Dios y no podría resistir ante su majestad.
Porque temo el castigo de Dios, Ante cuya majestad no puedo hacer nada.
Pues el terror de Dios me invadiría, y a su majestad no podría resistir.