Si la da por esposa a su hijo, deberá tratarla como a una hija.
Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.
Sin embargo, si el amo la entrega como esposa a su hijo, ya no podrá tratarla como esclava, sino como a una hija.
Si la casa con su hijo, le dará el trato de una joven libre.
Y si la destina para su hijo, hará con ella según el decreto para las hijas.
Si la destina a su hijo, la tratará como a sus propias hijas.