Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo, ni de mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Entonces comencé a llorar amargamente porque no se encontraba a nadie digno de abrir el rollo y leerlo;
Yo lloraba mucho al ver que nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de leerlo.
Y lloraba yo° mucho, pues nadie fue hallado digno de abrir el rollo,° ni de mirarlo.
Yo lloraba mucho, porque no se halló a nadie digno de abrir el rollo y de examinarlo.