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Números 22:6 - Biblia Castilian 2003

6 Ven, pues, ahora y mald ceme a este pueblo; pues es más fuerte que yo. Tal vez as pueda yo derrotarlo y arrojarlo del pa s; pues sé que aquel a quien tu bendices queda bendito, y aquel a quien tú maldices queda maldito'.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Ven, por favor, maldíceme a este pueblo, porque es demasiado poderoso para mí. De esa manera quizás yo pueda conquistarlos y expulsarlos de la tierra. Yo sé que sobre el pueblo que tú bendices, caen bendiciones y al pueblo que tú maldices, le caen maldiciones».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ven pues, por favor, y maldice a ese pueblo porque es más poderoso que yo. A lo mejor así puedo vencerlo y expulsarlo del país, porque sé que lo que tú bendices queda bendito y lo que maldices, maldito está.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí. Quizá yo pueda herirlo, y lo echaremos de la tierra, porque yo sé que a quien tú bendigas, será bendito, y al que tú maldigas, será maldito.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Ven, pues, ahora y maldíceme a este pueblo; pues es más fuerte que yo. Tal vez así pueda yo derrotarlo y arrojarlo del país; pues sé que aquel a quien tu bendices queda bendito, y aquel a quien tú maldices queda maldito'.

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Números 22:6
23 Referencias Cruzadas  

Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los linajes de la tierra'.


S rvante los pueblos, prostérnense ante ti las naciones. Sé se or de tus hermanos, incl nense ante ti los hijos de tu madre. Malditos sean los que te maldigan, benditos sean los que te bendigan'.


Por su parte, el mensajero que hab a ido a llamar a Miqueas le habló de este modo: 'Mira que los oráculos de todos los profetas son unánimemente de buen augurio para el rey; que tu palabra sea igual que las de ellos y anuncie cosas buenas'.


Reunió el rey de Israel a los profetas, unos cuatrocientos, y les preguntó: '¿Debo ir a atacar a Ramot de Galaad o debo renunciar?'. Y le respondieron: 'Sube; que el Se or la entregará en manos del rey'.


El rey de Israel respondió a Josafat: 'Queda todav a un hombre por medio del cual se puede consultar a Yahveh; pero yo siento aversión hacia él, porque nunca me profetiza bienes, sino solamente males. Es Miqueas, hijo de Yimlá'. Josafat le dijo: 'No hable el rey as '.


porque no hab an salido al encuentro de los israelitas con pan y agua; y porque sobornaron a Balaán para que los maldijese, si bien nuestro Dios cambió la maldición en bendición.


¡Que maldigan, con tal que tú bendigas! Surgen ellos para ir a la vergüenza, y tu siervo tendrá su regocijo.


Como pájaro que aletea y golondrina que vuela, as la maldición gratuita no tiene consistencia.


Ven cosas vanas y adivinaciones mentirosas esos que dicen: 'Oráculo de Yahveh', cuando Yahveh no los ha enviado, y esperan que él confirme sus palabras.


Recuerda, pueblo m o, lo que hab a tramado Balac, rey de Moab, lo que le respondió Balaán, hijo de Beor, y lo que sucedió desde Sit n hasta Guilgal, para que reconozcas las haza as de Yahveh'.


Pero Dios dijo a Balaán: 'No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque está bendecido'.


que yo te colmaré de honores y haré todo lo que me digas. Ven, pues, te ruego, y mald ceme a ese pueblo'.


Balac le dijo: 'Ven conmigo a otro lugar, desde donde podrás contemplarlo, aqu ves sólo una parte, pero no todo. Desde all me lo maldecirás'.


Balac dijo a Balaán: 'Ven, pues, y te llevaré a otro sitio; quizá a Dios le parezca bien que me los maldigas desde all '.


Se agazapa, se recuesta como león, como leona. ¿Quién lo levantará? Benditos serán los que a ti te bendigan, malditos los que a ti te maldigan'.


Aconteció que, yendo nosotros al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha que ten a esp ritu adivinino y proporcionaba a sus amos pingües ganancias con sus adivinaciones.


El amonita y el moabita no serán admitidos en la asamblea de Yahveh; ni siquiera en la décima generación, nunca jamás, entrarán en ella,


Surgió entonces Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, que combatió contra Israel y envió a llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijese.


Dijo entonces el filisteo a David: '¿Soy yo acaso un perro, para que vengas a m con palos?'. Y el filisteo, invocando a sus dioses, maldijo a David.


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