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Juan 4:23 - Biblia Castilian 2003

23 Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores darán culto al Padre en esp ritu y en verdad; porque ésos son, precisamente, los adoradores que el Padre desea.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Pero viene una hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre tales adoradores quiere que lo adoren.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores darán culto al Padre en espíritu y en verdad; porque ésos son, precisamente, los adoradores que el Padre desea.

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Juan 4:23
39 Referencias Cruzadas  

Yo sé, oh Dios m o, que tú sondeas los corazones y amas la rectitud; por eso con rectitud de corazón te he ofrecido espontáneamente todo esto, y ahora veo con alegr a que tu pueblo, aqu presente, te ofrece por su propia voluntad sus dones.


el Se or tiene contento en quien le teme, en los que esperan en sus gracias.


Oración. De David. Oye, Se or, la causa justa, atiende a mi clamor, escucha mi oración, de labios no embusteros.


dichoso el hombre al que el Se or no culpa de maldad, que no tiene en su esp ritu fals a.


Contra ti, contra ti solo he pecado y hecho el mal ante tus ojos: que aparezcas tú justo en tu palabra y se vea tu razón cuando te juzguen.


Yahveh abomina el sacrificio de los malos; pero se complace en la plegaria de los justos.


Paloma m a que anidas en las grietas de la roca, en los huecos escarpados, déjame ver tu figura, hazme sentir tu voz; que tu voz es suave, tu figura, graciosa.


Y sucederá en aquel d a: el resto de Israel y el residuo de la casa de Jacob no volverá ya a apoyarse en quien le golpea, pues se apoyarán de verdad en Yahveh, el Santo de Israel.


Dice el Se or: por cuanto este pueblo está cerca de m con la boca y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de m y el culto que me da es pura rutina humana,


El pueblo que formé para m contará mi alabanza.


A m me están buscando d a tras d a y desean conocer mis caminos, cual si fuera gente que practica la justicia y que no abandona el derecho de su Dios. Me piden decisiones justas y desean la cercan a de Dios:


A pesar de todo esto, su pérfida hermana Judá no volvió a m de todo corazón, sino hipócritamente' - oráculo de Yahveh -.


Si juras: '¡Por vida de Yahveh!'. con verdad, rectitud y justicia, en él serán bendecidas las naciones y en él se gloriarán.


'He buscado entre ellos a alguien que levante un muro y resista firme en la brecha delante de m en favor del pa s para que yo no lo destruya, pero no lo he encontrado.


Porque la ley fue dada por medio de Moisés y por Jesucristo vino la gracia y la verdad.


Jesús les respondió: 'Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.


Os echarán de las sinagogas; más aún, llega la hora en que todo aquel que os mate creerá dar culto a Dios.


Mirad: llega la hora - o mejor: ya ha llegado - en que seréis dispersados cada uno por su lado y me dejaréis solo; aunque no estoy solo, porque el Padre está conmigo.


Contéstale Jesús: 'Créeme, mujer; llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.


De verdad os aseguro: llega la hora, y es ésta, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que la escuchen vivirán.


No os maravilléis de esto; porque llega la hora en que todos los que yacen en la tumba han de o r su voz:


Porque Dios, a quien doy culto en mi esp ritu anunciando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que os recuerdo incensantemente


Vosotros no habéis recibido un Esp ritu que os haga esclavos y os lleve de nuevo al temor, sino que habéis recibido un Esp ritu que os hace hijos adoptivos, en virtud del cual clamamos: '¡Abbá! ¡Padre!'


De igual manera, también el Esp ritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué debemos pedir cuando oramos; sin embargo, el Esp ritu mismo intercede con gemidos intraducibles en palabras.


Y prueba de que sois hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Esp ritu de su Hijo, que clama: ¡ Abbá, Padre!


Con toda clase de oraciones y súplicas, orad en toda ocasión en el Esp ritu, y velad juntos y con perseverancia, intercediendo por todo el pueblo santo,


Pues la verdadera circuncisión somos nosotros, los que practicamos el culto según el Esp ritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne,


Ahora, pues, temed a Yahveh y servidle con integridad y lealtad. Apartaos de los dioses a los que sirvieron vuestros antepasados al otro lado del r o y en Egipto, y servid a Yahveh.


Vosotros, en cambio, sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las magnificencias del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz.


As, pues, temed a Yahveh y servidle fielmente de corazón, pues habéis visto el grandioso prodigio que en medio de vosotros ha realizado.


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