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Juan 17:3 - Biblia Castilian 2003

3 Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y ésta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús el Mesías, a quien enviaste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.

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Juan 17:3
52 Referencias Cruzadas  

Y tú, Salomón, hijo m o, reconoce al Dios de tu padre y s rvele con corazón perfecto y ánimo generoso, porque Yahveh sondea todos los corazones y penetra la ndole de todos los pensamientos. Si lo buscas, él se dejará hallar por ti; pero si lo abandonas, te rechazará para siempre.


Durante mucho tiempo, Israel estará sin verdadero Dios, sin sacerdote, que lo ense e y sin ley.


El Se or es el torreón del oprimido, Váu su refugio en los momentos del aprieto.


Quien me halla, halla la vida y obtiene el favor de Yahveh.


(16c) Y ahora el Se or Yahveh me ha enviado con su esp ritu. (16a) Acercaos a m y escuchad esto:


Libre de los trabajos de su alma, verá la luz, y se saciará de conocimiento. Como justo, mi siervo justificará a muchos, y sus iniquidades él mismo se las cargará.


El esp ritu de Yahveh está sobre m, pues Yahveh me ha ungido. Para dar la buena nueva a los humildes me envió, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar a los cautivos libertad, a los prisioneros amnist a,


Yahveh es el Dios verdadero, el Dios vivo y el Rey eterno. Ante su ira tiembla la tierra, y las naciones no soportan su furor.


Conozcamos, tratemos de conocer a Yahveh: su venida es cierta como la aurora; vendrá a nosotros como lluvia de oto o, como lluvia de primavera que riega la tierra.


'Todo el que acoge a uno de estos ni os en mi nombre, es a m a quien acoge; y quien me acoge a m, no me acoge a m, sino a aquel que me envió'.


y les dijo: 'Quien acoge a este ni o en mi nombre, es a m a quien acoge; y quien me acoge a m, acoge a aquel que me envió. Porque el que es más peque o entre todos vosotros, ése es grande'.


¿cómo dec s vosotros, de aquel a quien el Padre ha consagrado y enviado al mundo: 'Tú blasfemas', porque he dicho: 'Soy Hijo de Dios?'.


Yo bien sab a que me escuchas siempre; pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado'.


Pero el Paráclito, el Esp ritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os lo ense ará todo, y os recordará cuanto os he dicho yo'


Como tú me enviaste al mundo, también yo los voy a enviar al mundo.


Que todos sean uno. Como tú, Padre, en m y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, y as el mundo crea que tú me has enviado.


Yo en ellos y tú en m, para que lleguen a ser consumados en uno, y as el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado como tú me has amado a m.'


Padre justo, realmente el mundo no te conoce, pero yo s te conozco; y éstos han conocido que tú me has enviado.


pues las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han acogido, porque saben realmente que yo sal de ti y han cre do que tú me has enviado.


Porque Dios no envió su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por su medio.


Porque aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios; pues no da el Esp ritu con cicater a.


¿Cómo vais a poder creer vosotros, que andáis aceptando gloria unos de otros, pero no buscáis la que viene del Dios único?


Lo mismo que el Padre que me ha enviado vive, y yo vivo por el Padre, as también el que me come vivirá por m.


Yo s lo conozco, porque de él procedo y él es quien me ha enviado'.


Le preguntan entonces: '¿Dónde está tu Padre?'. Jesús contestó: 'Ni a m me conocéis ni a mi Padre; si a m me conocierais, conocer ais también a mi Padre'.


Despertad de esa modorra, como es justo, y no sigáis pecando; pues ignorancia de Dios es lo que algunos tienen. Para vergüenza vuestra lo digo.


Pues bien, respecto de comer lo inmolado a los dolos, sabemos que un dolo no es nada en el mundo; y que no hay más que un solo Dios.


Porque Dios que dijo: 'De entre las tinieblas brille la luz', Él es quien hizo brillar la luz en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.


con el fin de conocerle a él en persona y la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos, hasta configurarme con su muerte,


Pero aún más: incluso todas las demás cosas las considero como pérdida comparadas con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Se or, por quien me dejé despojar de todo, y todo lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo,


pues ellos mismos, hablando de nosotros, cuentan los detalles de la visita que os hicimos y cómo, abandonando los dolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,


en medio de un fuego flameante, para hacer justicia con los que no han reconocido a Dios y no han aceptado el evangelio de nuestro Se or Jesús.


Por lo tanto, hermanos del pueblo santo que compart s una vocación celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote, objeto de nuestra profesión de fe, a Jesús,


que en vosotros abunden la gracia y la paz mediante el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Se or.


Su divino poder nos ha concedido todo lo referente a la vida y a la religión mediante el conocimiento del que nos llamó por su propia gloria y honor,


Porque si se encuentran y abundan entre vosotros estas cosas, no os dejarán ser ociosos y estériles en cuanto al conocimiento de nuestro Se or Jesucristo.


pues la vida se ha manifestado, nosotros la hemos visto y testificamos y os anunciamos la vida eterna que estaba en el Padre y se nos manifestó -:


lo que hemos visto y o do os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros. Pues nosotros, en efecto, tenemos comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


Quien niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. Quien confiesa al Hijo, tiene también al Padre.


Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos escucha. El que no es de Dios, no nos escucha. De este modo distinguimos al esp ritu de la verdad del esp ritu del error.


Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios la vida eterna.


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