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Éxodo 3:9 - Biblia Castilian 2003

9 Ahora que el clamor de los israelitas ha llegado hasta m y he visto también la tiran a con que los egipcios los oprimen,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los oprimen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y ahora, he aquí el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Ahora que el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto también la tiranía con que los egipcios los oprimen,

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Éxodo 3:9
22 Referencias Cruzadas  

Y siguió diciéndole el ángel de Yahveh: 'He aqu que estás encinta y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, pues ha escuchado Yahveh tu aflicción.


Y prosiguió: 'Alza tus ojos y mira: todos los machos que cubren las ovejas son listados, moteados y manchados, porque yo he visto todo lo que Labán ha hecho contigo.


Pero Joacaz imploró a Yahveh, y Yahveh lo escuchó, porque hab a visto la opresión a que somet a a los israelitas el rey de Aram.


'Vuelve y di a Ezequ as, pr ncipe de mi pueblo: as habla Yahveh, Dios de David, tu antepasado: 'He o do tu oración y he visto tus lágrimas. Voy, pues, a curarte, de suerte que dentro de tres d as podrás subir al templo de Yahveh.


Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto y escuchaste su clamor junto al mar de los Juncos.


los que dicen: 'Nuestra lengua es nuestro fuerte, los labios nos asisten, ¿quién será nuestro due o?'.


Ten, Se or, piedad de m, Jet observa mi pesar ante los que me aborrecen, elévame de las entradas de la muerte.


Y les impusieron capataces de prestaciones personales para oprimirlos con duros trabajos. As construyeron para el Faraón las ciudades granero de Pitom y Ramsés.


Entonces el Faraón dio esta orden a todo el pueblo: 'Arrojaréis al Nilo a todo ni o que nazca entre los hebreos, pero dejaréis con vida a las ni as'.


Entonces se alzó en Egipto un nuevo rey que no hab a conocido a José,


Sucedió que, durante este largo periodo, murió el rey de Egipto. Los israelitas segu an lamentándose de su servidumbre y clamando, y su grito de socorro, salido del fondo de su esclavitud, llegó a Dios.


Miró Dios hacia los israelitas y Dios los reconoció.


Dijo Yahveh: 'He visto muy bien el sufrimiento de mi pueblo en Egipto y he o do las quejas que le arrancan los capataces de obras. Conozco bien sus angustias.


He visto además todos los abusos que se cometen bajo el sol: el llanto de los oprimidos sin que nadie los consuele, la violencia de los opresores sin que nadie reclame venganza.


El fruto de la tierra es para todos: hasta el rey está al servicio del campo.


Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samar a, que oprim s a los indigentes, maltratáis a los pobres y dec ais a vuestros maridos: '¡Traed acá! ¡Bebamos!'.


Clamamos entonces a Yahveh, el Dios de nuestros padres, y Yahveh oyó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestra pena y nuestra opresión,


'Ma ana a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjam n: tú lo ungirás por jefe de mi pueblo Israel; él será quien salve a mi pueblo de las manos de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta m '.


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