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Éxodo 24:12 - Biblia Castilian 2003

12 Yahveh dijo a Moisés: 'Sube hasta m, a la monta a, y quédate all; yo te daré las tablas de piedra, la ley y los mandamientos que he escrito para instruirles'.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Luego el Señor le dijo a Moisés: «Sube al monte para encontrarte conmigo. Espera allí, y te daré las tablas de piedra en las que he escrito las instrucciones y los mandatos para que puedas enseñar al pueblo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Yavé dijo a Moisés: 'Sube a lo más alto del cerro y detente allí. Yo te daré unas tablas de piedra con la enseñanza y los mandamientos que tengo escritos en ellas, a fin de que los enseñes al pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y YHVH dijo a Moisés: Sube al monte, ante mi presencia, y permanece allí, y te daré las tablas de piedra con la Ley y el mandamiento que he escrito para instruirles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Yahveh dijo a Moisés: 'Sube hasta mí, a la montaña, y quédate allí; yo te daré las tablas de piedra, la ley y los mandamientos que he escrito para instruirles'.

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Éxodo 24:12
21 Referencias Cruzadas  

Le dijo Yahveh: 'Sal y ponte en pie en el monte ante Yahveh'. Pasó entonces Yahveh, mientras soplaba un viento huracanado que hend a los montes y quebraba las pe as ante Yahveh; pero no estaba Yahveh en el huracán. Después del huracán hubo un terremoto; pero no estaba Yahveh en el terremoto.


porque Esdras hab a aplicado su corazón al estudio de la ley de Yahveh, para ponerla por obra y para ense ar en Israel sus mandamientos y preceptos.


Tú descendiste al monte Sina, desde los cielos hablaste con ellos, les diste normas justas, leyes verdaderas, preceptos y mandamientos que son buenos.


Tú les diste a conocer tu santo sábado, tú les impusiste mandamientos, preceptos y una ley por medio de tu siervo Moisés.


Iluminan a tu siervo y en su guarda hay gran provecho.


Moisés subió a estar con Dios y Yahveh lo llamó desde la monta a, diciéndole: 'As hablarás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los israelitas:


Subió al monte Moisés, y la nube cubrió el monte.


Penetró Moisés en el interior de la nube y subió al monte. Moisés estuvo en el monte cuarenta d as y cuarenta noches.


Sólo Moisés se acercará a Yahveh. Los demás no se acerquen, ni tampoco se acercará el pueblo'.


Cuando Yahveh terminó de hablar con Moisés en el monte Sina, le entregó las dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.


Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar de la monta a, se congregó en torno a Aarón y le dijo: 'Anda, haznos dioses que vayan delante de nosotros, pues a ese Moisés, a ese hombre que nos sacó de Egipto, no sabemos qué le ha pasado'.


Dijo Yahveh a Moisés: 'Tállate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré en ellas las palabras que hab a en las primeras tablas que rompiste.


Ésta será la alianza que sellaré con la casa de Israel, después de aquellos d as - oráculo de Yahveh -: Pongo mi ley en su interior y la escribo en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


El que viole, pues, uno solo de estos mandamientos m nimos y ense e as a los hombres, m nimo será en el reino de los cielos; pero el que los cumpla y los ense e, ése será grande en el reino de los cielos.


Es evidente que sois una carta de Cristo, redactada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Esp ritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne de los corazones.


Si aquel ministerio de muerte, grabado con letras sobre piedras, fue tan glorioso que los hijos de Israel no pod an fijar la vista en el rostro de Moisés a causa del resplandor - aunque pasajero - de su rostro,


Entonces me mandó Yahveh que os ense ara los preceptos y las normas que hab ais de poner por obra en la tierra en que vais a entrar para tomar posesión de ella.


Éstas son las palabras que dirigió Yahveh a toda vuestra asamblea, en la monta a, en medio del fuego, y de la nube y de la densa obscuridad, con voz potente, y no a adió más. Luego las escribió sobre dos tablas de piedra y me las entregó.


Pero tú quédate aqu conmigo y te dictaré todos los mandamientos, preceptos y normas que has de ense arles, para que los pongan en práctica en el pa s que les voy a dar en posesión'.


en ella hab a un altar de oro para el incienso y el arca de la alianza, toda recubierta de oro, en cuyo interior se encontraba una urna de oro con el maná, la vara florecida de Aarón y las tablas de la ley.


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