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2 Samuel 4:1 - Biblia Castilian 2003

1 Cuando Isbaal, hijo de Saúl, se enteró de la muerte de Abner en Hebrón, desfallecieron sus manos y todo Israel quedó consternado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, las manos se le debilitaron, y fue atemorizado todo Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cuando Is-boset, el hijo de Saúl, se enteró de la muerte de Abner en Hebrón, se acobardó y todo Israel quedó paralizado de miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Cuando el hijo de Saúl supo que Abner había sido asesinado en Hebrón, se le cayeron los brazos y todo Israel se estremeció.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y cuando el hijo de Saúl° supo que Abner había muerto en Hebrón, sus manos se debilitaron y todo Israel fue turbado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Cuando Isbaal, hijo de Saúl, se enteró de la muerte de Abner en Hebrón, desfallecieron sus manos y todo Israel quedó consternado.

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2 Samuel 4:1
11 Referencias Cruzadas  

Caeré sobre él cuando esté cansado y falto de fuerzas, sembraré en torno a él el terror y, cuando se hayan dado a la fuga los que le acompa an, podré matar a solas al rey.


Pero Abner, hijo de Ner, general del ejército de Saúl, tomó a Isbaal, hijo de Saúl, lo llevó a Majanáin


Regresó Abner a Hebrón y Joab lo llevó aparte, junto a la puerta, como para hablarle en secreto. Y all lo hirió de muerte en el vientre para vengar la sangre de su hermano Asael.


Entonces, aquella gente de la tierra se dedicó a desanimar al pueblo de Judá y a atemorizarlos, para que no continuaran la construcción.


En realidad, lo que todos ellos intentaban era infundirnos miedo, porque pensaban: 'Sus manos desistirán de la obra, y no se llevará a cabo'. Pero yo me reafirmé más todav a.


Por eso, todas las manos desfallecerán, desmayará todo corazón humano.


Fortaleced las manos débiles, las rodillas vacilantes afirmad.


Cuando el rey de Babel oyó la noticia desfallecieron sus manos; la angustia se apoderó de él, dolor como de parturienta.


Cuando o mos la noticia desfallecieron nuestras manos; la angustia se apoderó de nosotros, dolor como de parturienta.


Aquel d a se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión! ¡No desfallezcan tus manos!


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