En el día de mi angustia busqué al Señor; en la noche mi mano se extendía sin cansarse; mi alma rehusaba ser consolada.
Al Señor busqué en el día de mi angustia; Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; Mi alma rehusaba consuelo.
Cuando estaba en graves dificultades, busqué al Señor. Toda la noche oré con las manos levantadas hacia el cielo, pero mi alma no encontró consuelo.
Busqué al Señor en el momento de la prueba, de noche sin descanso hacia él tendí mi mano y mi alma se negó a ser consolada.
En el día de mi angustia busqué a Adonay; A Él alzaba mis manos de noche sin descanso, Mi alma rehusaba consuelo.
Mi voz hacia el Señor, yo me lamento, mi voz hacia el Señor, y él me escucha.