Porque ni del oriente ni del occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento;
Porque ni de oriente ni de occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento.
Pues nadie en la tierra —del oriente ni del occidente, ni siquiera del desierto— debería alzar un puño desafiante.
Pues, he aquí que viene, no del oriente ni del occidente, ni del desierto ni de las montañas,
Porque ni del oriente ni del occidente, Ni del desierto viene el enaltecimiento,
No alcéis a las alturas vuestra frente ni declaméis con la cerviz erguida.