Que no digan en su corazón: ¡Ajá, lo que queríamos! Que no digan: ¡Lo hemos devorado!
No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado!
No les permitas decir: «¡Miren, conseguimos lo que queríamos! ¡Ahora lo comeremos vivo!».
ni digan: '¡Salió tal como queríamos, al fin lo hemos devorado!'
No digan satisfechos: ¡He aquí nuestro deseo! No digan: ¡Lo hemos devorado!
Que no puedan pensar en su interior: '¡Ajá!, lo que queríamos'. Que no puedan decir: 'Lo hemos engullido'.