Quita de mí el oprobio que me causa temor, porque tus juicios son buenos.
Quita de mí el oprobio que he temido, Porque buenos son tus juicios.
Ayúdame a abandonar mis caminos vergonzosos, porque tus ordenanzas son buenas.
Aparta de mí el desprecio que temo, pues tus juicios son para mi bien.
Aleja de mí el oprobio que temo, Porque tus preceptos son buenos.
Aparta de mí el oprobio del recelo, pues tus decisiones son amables.