Nunca buscarás su paz ni su prosperidad en todos tus días.
No procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los días para siempre.
Jamás en tu vida buscarás el bienestar ni la prosperidad de los amonitas ni de los moabitas.
Pero Yavé, tu Dios, no escuchó a Balaam y cambió la maldición por bendición, porque Yavé te ama.
Nunca procurarás su paz ni su bienestar en todos tus días.
Pero Yahveh, tu Dios, no quiso escuchar a Balaán, sino que Yahveh, tu Dios, trocó la maldición en bendición, porque Yahveh, tu Dios, te ama.