Mortal agonía me penetra hasta los huesosante la burla de mis adversarios,mientras me echan en cara a todas horas:«¿Dónde está tu Dios?»
Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Sus insultos me parten los huesos. Se burlan diciendo: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».
Mis adversarios me insultan y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me dicen: '¿Dónde quedó tu Dios?'
Como quien quebranta mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Yo quiero a Dios decir: 'Mi roca, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué tendré que andar sombrío, con la opresión del adversario,
