Todos los que trabajaban en la reconstrucción llevaban la espada a la cintura. A mi lado estaba el encargado de dar el toque de alarma.
Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
Todos los que construían tenían una espada asegurada a su costado. El que tocaba la trompeta quedó conmigo para tocar alarma.
En cuanto a los constructores, cada uno llevaba su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que soplaba el shofar estaba junto a mí.