No hay quien se atreva siquiera a provocarlo;¿quién, pues, podría hacerle frente?
Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?
Y como nadie se atreve a molestarlo a él, ¿quién podrá hacerme frente a mí?
Si estornuda saltan chispas, de sus pupilas sale un rayo de luz.
Nadie tiene la osadía de atreverse a despertarlo. ¿Quién pues podrá estar delante de mí?
Sus estornudos despiden destellos, sus ojos son como los párpados de la aurora.