»Mientras aquel hombre me decía esto, yo me incliné de cara al suelo y guardé silencio.
Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
Mientras me hablaba, bajé la vista al suelo, sin poder decir una palabra.
Ante esas palabras incliné hacia el suelo la cabeza y me quedé sin palabras.
Mientras me decía estas palabras, yo estaba con mi vista en tierra, enmudecido.
Al decirme estas palabras, incliné mi rostro a tierra y enmudecí.