Al llegar a este punto, el rey le dijo a la mujer:—Voy a hacerte una pregunta, y te pido que no me ocultes nada.—Dígame, mi señor y rey.
Entonces David respondió y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.
—Tengo que saber algo —le dijo el rey—, y dime la verdad. —¿Sí, mi señor el rey? —respondió ella.
El rey respondió a la mujer: 'No me ocultes nada y respóndeme esta pregunta'. La mujer le dijo: 'Hable mi señor rey'.
Y el rey respondió y dijo a la mujer: No me ocultes ahora nada de lo que te voy a preguntar. Y la mujer dijo: Ruego a mi señor el rey que hable.
Respondió entonces el rey a la mujer: 'No me ocultes nada de lo que te voy a preguntar'. La mujer le contestó: '¡Dígnese hablar el rey, mi señor!'.