Para corresponder del mismo modo —os hablo como si fuerais mis hijos—, ¡abrid también vuestro corazón de par en par!
Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.
Les pido que respondan como si fueran mis propios hijos. ¡Ábrannos su corazón!
Páguennos con la misma moneda. Les hablo como a hijos; sean más abiertos.
Correspondednos, pues, con los mismos sentimientos que tenemos hacia vosotros (como a hijos os lo digo).
Os pido la misma correspondencia -os hablo como a hijos-: ensanchaos también vosotros.