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Juan 10 - Biblia Católica (Latinoamericana) Vs. Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

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Juan 10

1 En verdad les digo: el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por algún otro lado, ése es un ladrón y un salteador.

2 El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.

3 El cuidador le abre y las ovejas escuchan su voz; llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera.

4 Cuando ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.

5 A otro no lo seguirían, sino que huirían de él, porque no conocen la voz de los extraños.

6 Jesús usó esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.

7 Jesús, pues, tomó de nuevo la palabra: En verdad les digo que yo soy la puerta de las ovejas.

8 Todos los que han venido eran ladrones y malhechores, y las ovejas no les hicieron caso.

9 Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento.

10 El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir, mientras que yo he venido para que tengan vida y la tengan en plenitud.

11 Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

12 No así el asalariado, que no es el pastor ni las ovejas son suyas. Cuando ve venir al lobo, huye abandonando las ovejas, y el lobo las agarra y las dispersa.

13 A él sólo le interesa su salario y no le importan nada las ovejas.

14 Yo soy el Buen Pastor y conozco a los míos como los míos me conocen a mí,

15 lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi vida por las ovejas.

16 Tengo otras ovejas que no son de este corral. A esas también las llevaré; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor.

17 El Padre me ama porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo.

18 Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.

19 Nuevamente se dividieron los judíos a causa de estas palabras.

20 Algunos decían: 'Es víctima de un espíritu malo y habla locuras; ¿para qué escucharlo?'

21 Pero otros decían: 'Un endemoniado no habla de esa manera. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?'

22 Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo.

23 Jesús se paseaba en el Templo, por el pórtico de Salomón,

24 cuando los judíos lo rodearon y le dijeron: '¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente.

25 Jesús les respondió: 'Ya se lo he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre manifiestan quién soy yo,

26 pero ustedes no creen porque no son ovejas mías.

27 Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen,

28 y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano.

29 Aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre.

30 Yo y el Padre somos una sola cosa.

31 Entonces los judíos tomaron de nuevo piedras para tirárselas.

32 Jesús les dijo: 'He hecho delante de ustedes muchas obras hermosas que procedían del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?'

33 Los judíos respondieron: 'No te apedreamos por algo hermoso que hayas hecho, sino por insultar a Dios; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

34 Jesús les contestó: '¿No está escrito en su Ley: Yo he dicho que son dioses?'

35 No se puede cambiar la Escritura, y en ese lugar llama dioses a los que recibieron esta palabra de Dios.

36 Y yo, que fui consagrado y enviado al mundo por el Padre, ¿estaría insultando a Dios al decir que soy el Hijo de Dios?

37 Si yo no hago las obras del Padre, no me crean.

38 Pero si las hago, si no me creen a mí, crean a esas obras, para que sepan y reconozcan que el Padre está en mí y yo en el Padre.

39 Otra vez quisieron llevarlo preso, pero Jesús se les escapó de las manos.

40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba al principio, y se quedó allí.

41 Mucha gente acudió a él, y decían: 'Juan no hizo ninguna señal milagrosa, pero todo lo que dijo de éste era verdad.

42 Y muchos creyeron en él en aquel lugar.

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Juan 10


Jesús es el buen pastor

1 »Les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas es un ladrón y un bandido. Por eso trepa y se mete por otro lado.

2 El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.

3 El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil.

4 Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas. Y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.

5 Pero a un desconocido jamás lo siguen. Al contrario, huyen de él porque no reconocen voces extrañas».

6 Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no comprendieron el sentido de sus palabras.

7 Por eso, volvió a decirles: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.

8 Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos. Por eso las ovejas no les hicieron caso.

9 Yo soy la puerta. El que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad y hallará pastos.

10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

11 »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

12 El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye. Entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa.

13 Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.

14 »Yo soy el buen pastor. Conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,

15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él. Yo doy mi vida por las ovejas.

16 Tengo otras ovejas que no son de este redil y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

17 Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla.

18 Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».

19 De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de desacuerdo entre los judíos.

20 Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?».

21 Pero otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrirles los ojos a los ciegos?».


Las autoridades judías rechazan a Jesús

22 Por esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,

23 y Jesús andaba en el Templo, por la entrada de Salomón.

24 Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: ―¿Hasta cuándo vas a tenernos en suspenso? Si tú eres el Cristo, dilo con claridad.

25 Jesús les respondió: ―Ya se lo he dicho a ustedes, y no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que me acreditan.

26 Pero ustedes no creen porque no son de mi rebaño.

27 Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.

28 Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.

29 Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar.

30 El Padre y yo somos uno.

31 Una vez más los judíos tomaron piedras para apedrearlo,

32 pero Jesús les dijo: ―Yo les he mostrado muchas buenas obras que vienen del Padre. ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?

33 Ellos respondieron: ―No te apedreamos por ninguna de ellas, sino por ofender a Dios. Pues tú, siendo hombre, te haces pasar por Dios.

34 ―¿Y acaso —respondió Jesús— no está escrito en su Ley: “Yo les he dicho: ‘Ustedes son dioses’ ”?

35 Dios llamó “dioses” a aquellos para quienes vino la palabra. ¡Y la Escritura no se puede poner en duda!

36 Entonces, ¿por qué me acusan de ofender a mi Padre, quien me apartó para enviarme al mundo? ¿Tan solo porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?

37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean.

38 Pero, si las hago, aunque no me crean a mí, crean a mis obras. Así sabrán y entenderán que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.

39 Nuevamente intentaron arrestarlo, pero él se les escapó de las manos.

40 Volvió Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando antes; y allí se quedó.

41 Mucha gente llegaba hasta él y decía: «Aunque Juan nunca hizo ninguna señal milagrosa, todo lo que dijo acerca de este hombre era verdad».

42 Y muchos en aquel lugar creyeron en Jesús.

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La Biblia Latinoamericana 1995

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