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Hechos 1 - Biblia Castilian 2003 Vs. Biblia Castilian 2003

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Hechos 1

1 En mi primer relato escrib, Teófilo, acerca de todo lo que Jesús hizo y ense ó

2 desde el principio hasta el d a en que, después de haber dado instrucciones, por medio del Esp ritu Santo, a los apóstoles que él se hab a elegido, fue arrebatado a lo alto.

3 A estos mismos se mostró después de su pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo, permitió que por espacio de cuarenta d as le vieran, y les habló del reino de Dios.

4 En el curso de una comida, les ordenó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre, 'de la que me habéis o do hablar;

5 porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en Esp ritu Santo dentro de no muchos d as'.

6 Los reunidos le preguntaban: 'Se or, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?'.

7 Él les dijo: 'No os corresponde a vosotros saber los tiempos o momentos que el Padre ha fijado por su propia autoridad,

8 sino que recibiréis la fuerza del Esp ritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos m os en Jerusalén y en toda Judea y Samar a y hasta los confines de la tierra'.

9 Y dicho esto, fue elevado a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos.

10 Estaban ellos mirando atentamente al cielo mientras se iba cuando de pronto se les presentaron dos hombres vestidos de blanco,

11 que les dijeron: 'Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ah parados mirando al cielo? Este mismo Jesús que os ha sido arrebatado al cielo volverá de la misma manera que le habéis visto irse al cielo'.

12 Se volvieron entonces a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que sólo dista de Jerusalén lo que está permitido andar en sábado.

13 Entraron y subieron a la habitación donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón de Zelotes y Judas el de Santiago.

14 Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con Mar a, la madre de Jesús, y sus hermanos.

15 Uno de aquellos d as se levantó Pedro en medio de los hermanos - un grupo de unas ciento veinte personas personas en total - y dijo:

16 'Hermanos, era preciso que se cumpliera la sentencia de la Escritura que por boca de David predijo el Esp ritu Santo acerca de Judas, convertido en gu a de los que prendieron a Jesús.

17 Él pertenec a a nuestro grupo y le hab a correspondido su puesto en este ministerio;

18 pero adquirió un campo con el precio de la traición, cayó de cabeza, reventó y se le salieron todas las entra as.

19 El suceso fue tan notorio para todos los habitantes de Jerusalén que a aquella finca se la llamó en su propia lengua Hacéldama, que quiere decir 'campo de sangre'.

20 Pues escrito está en el libro de los Salmos: Que se vuelva un desierto su morada, y no haya quien habite en ella. Y también: Que otro ocupe su cargo'.

21 'Conviene, pues, que de entre los hombres que nos han acompa ado todo el tiempo en que anduvo el Se or Jesús entre nosotros,

22 desde el bautismo de Juan hasta el d a en que nos fue arrebatado, uno de éstos sea constituido, junto a nosotros, testigo de su resurrección.'

23 Presentaron a dos: a José, de apellido Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Mat as.

24 Y puestos en oración dijeron: 'Tú, Se or, conocedor de los corazones de todos, ind canos a quién de estos dos has elegido

25 para ocupar el puesto de este ministerio y apostolado, del cual desertó Judas para irse al lugar que le correspond a'.

26 Les echaron las suertes y la suerte cayó sobre Mat as, que fue agregado a los once apóstoles.

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Hechos 1

1 En mi primer relato escrib, Teófilo, acerca de todo lo que Jesús hizo y ense ó

2 desde el principio hasta el d a en que, después de haber dado instrucciones, por medio del Esp ritu Santo, a los apóstoles que él se hab a elegido, fue arrebatado a lo alto.

3 A estos mismos se mostró después de su pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo, permitió que por espacio de cuarenta d as le vieran, y les habló del reino de Dios.

4 En el curso de una comida, les ordenó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre, 'de la que me habéis o do hablar;

5 porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en Esp ritu Santo dentro de no muchos d as'.

6 Los reunidos le preguntaban: 'Se or, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?'.

7 Él les dijo: 'No os corresponde a vosotros saber los tiempos o momentos que el Padre ha fijado por su propia autoridad,

8 sino que recibiréis la fuerza del Esp ritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos m os en Jerusalén y en toda Judea y Samar a y hasta los confines de la tierra'.

9 Y dicho esto, fue elevado a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos.

10 Estaban ellos mirando atentamente al cielo mientras se iba cuando de pronto se les presentaron dos hombres vestidos de blanco,

11 que les dijeron: 'Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ah parados mirando al cielo? Este mismo Jesús que os ha sido arrebatado al cielo volverá de la misma manera que le habéis visto irse al cielo'.

12 Se volvieron entonces a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que sólo dista de Jerusalén lo que está permitido andar en sábado.

13 Entraron y subieron a la habitación donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón de Zelotes y Judas el de Santiago.

14 Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con Mar a, la madre de Jesús, y sus hermanos.

15 Uno de aquellos d as se levantó Pedro en medio de los hermanos - un grupo de unas ciento veinte personas personas en total - y dijo:

16 'Hermanos, era preciso que se cumpliera la sentencia de la Escritura que por boca de David predijo el Esp ritu Santo acerca de Judas, convertido en gu a de los que prendieron a Jesús.

17 Él pertenec a a nuestro grupo y le hab a correspondido su puesto en este ministerio;

18 pero adquirió un campo con el precio de la traición, cayó de cabeza, reventó y se le salieron todas las entra as.

19 El suceso fue tan notorio para todos los habitantes de Jerusalén que a aquella finca se la llamó en su propia lengua Hacéldama, que quiere decir 'campo de sangre'.

20 Pues escrito está en el libro de los Salmos: Que se vuelva un desierto su morada, y no haya quien habite en ella. Y también: Que otro ocupe su cargo'.

21 'Conviene, pues, que de entre los hombres que nos han acompa ado todo el tiempo en que anduvo el Se or Jesús entre nosotros,

22 desde el bautismo de Juan hasta el d a en que nos fue arrebatado, uno de éstos sea constituido, junto a nosotros, testigo de su resurrección.'

23 Presentaron a dos: a José, de apellido Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Mat as.

24 Y puestos en oración dijeron: 'Tú, Se or, conocedor de los corazones de todos, ind canos a quién de estos dos has elegido

25 para ocupar el puesto de este ministerio y apostolado, del cual desertó Judas para irse al lugar que le correspond a'.

26 Les echaron las suertes y la suerte cayó sobre Mat as, que fue agregado a los once apóstoles.

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La Biblia Castilla 2003

La Biblia, Nueva Versión Internacional ®, (Castilian Version) Copyright © 1999, 2005 by Biblica, Inc.® Used by permission. All rights reserved worldwide.

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