x

Biblia Todo Logo
idiomas
Biblia Paralela


Gálatas 1 - La Palabra (versión hispanoamericana) Vs. La Palabra (versión hispanoamericana)

«

×

Gálatas 1

Introducción (1,1-10)


Saludo

1 Pablo, apóstol no por disposición ni intervención humana alguna, sino por encargo de Jesucristo y de Dios Padre que lo resucitó de la muerte,

2 junto con todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia.

3 Que Dios Padre y Jesucristo, el Señor, les concedan gracia y paz.

4 Jesucristo, que ha entregado su vida por nuestros pecados y nos ha liberado de esta era infestada de maldad, conforme a lo dispuesto por Dios nuestro Padre,

5 a quien pertenece la gloria por siempre. Amén.


Solo hay un mensaje de salvación

6 ¡No salgo de mi asombro! ¡Hay que ver con qué rapidez ustedes han desertado de aquel que los llamó mediante la gracia de Cristo y se han pasado a otro evangelio!

7 ¿Qué digo otro? Lo que pasa es que algunos los desconciertan intentando deformar el evangelio de Cristo.

8 Pero sea quien sea —yo mismo o incluso un ángel venido del cielo— el que les anuncie un evangelio diferente del que yo les anuncié, ¡caiga sobre él la maldición!

9 Se lo dije a ustedes en otra ocasión y lo repito ahora: si alguien les anuncia un evangelio distinto del que han recibido, ¡caiga sobre él la maldición!

10 ¿A quién pretendo yo ahora ganarme? ¿A quién busco agradar? ¿A Dios o a la gente? Si todavía tratase de seguir agradando a la gente, no sería siervo de Cristo.

I. Autoridad apostólica de Pablo (1,11–2,21)


La vocación de Pablo

11 Hermanos, quiero dejar bien claro que el evangelio proclamado por mí no es ninguna invención humana.

12 Ni lo recibí ni lo aprendí de nadie. Es Jesucristo mismo quien me lo ha revelado.

13 Ya conocen mi antigua conducta, cuando aún militaba en las filas del judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios intentando aniquilarla.

14 Incluso sobresalí dentro del judaísmo por encima de muchos de mis compatriotas como fanático defensor de las tradiciones de mis antepasados.

15 Pero Dios, que me había elegido ya desde antes de mi nacimiento, me llamó por pura benevolencia

16 para revelarme a su Hijo y darme el encargo de que lo anunciara a los que no son judíos. No solicité entonces ningún consejo humano;

17 ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con quienes eran apóstoles antes que yo, sino que me fui a la región de Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.

18 Tres años más tarde, fui a Jerusalén para conocer a Pedro y estuve con él quince días.

19 A ningún otro apóstol vi, aparte de Santiago, el hermano del Señor.

20 Dios es testigo de que no miento en nada de lo que les escribo.

21 Después fui a las regiones de Siria y Cilicia.

22 A todo esto, las iglesias cristianas de Judea seguían sin conocerme en persona.

23 Únicamente habían oído decir: «El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes pretendía aniquilar».

24 Y alababan a Dios por causa mía.

×

Gálatas 1

Introducción (1,1-10)


Saludo

1 Pablo, apóstol no por disposición ni intervención humana alguna, sino por encargo de Jesucristo y de Dios Padre que lo resucitó de la muerte,

2 junto con todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia.

3 Que Dios Padre y Jesucristo, el Señor, les concedan gracia y paz.

4 Jesucristo, que ha entregado su vida por nuestros pecados y nos ha liberado de esta era infestada de maldad, conforme a lo dispuesto por Dios nuestro Padre,

5 a quien pertenece la gloria por siempre. Amén.


Solo hay un mensaje de salvación

6 ¡No salgo de mi asombro! ¡Hay que ver con qué rapidez ustedes han desertado de aquel que los llamó mediante la gracia de Cristo y se han pasado a otro evangelio!

7 ¿Qué digo otro? Lo que pasa es que algunos los desconciertan intentando deformar el evangelio de Cristo.

8 Pero sea quien sea —yo mismo o incluso un ángel venido del cielo— el que les anuncie un evangelio diferente del que yo les anuncié, ¡caiga sobre él la maldición!

9 Se lo dije a ustedes en otra ocasión y lo repito ahora: si alguien les anuncia un evangelio distinto del que han recibido, ¡caiga sobre él la maldición!

10 ¿A quién pretendo yo ahora ganarme? ¿A quién busco agradar? ¿A Dios o a la gente? Si todavía tratase de seguir agradando a la gente, no sería siervo de Cristo.

I. Autoridad apostólica de Pablo (1,11–2,21)


La vocación de Pablo

11 Hermanos, quiero dejar bien claro que el evangelio proclamado por mí no es ninguna invención humana.

12 Ni lo recibí ni lo aprendí de nadie. Es Jesucristo mismo quien me lo ha revelado.

13 Ya conocen mi antigua conducta, cuando aún militaba en las filas del judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios intentando aniquilarla.

14 Incluso sobresalí dentro del judaísmo por encima de muchos de mis compatriotas como fanático defensor de las tradiciones de mis antepasados.

15 Pero Dios, que me había elegido ya desde antes de mi nacimiento, me llamó por pura benevolencia

16 para revelarme a su Hijo y darme el encargo de que lo anunciara a los que no son judíos. No solicité entonces ningún consejo humano;

17 ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con quienes eran apóstoles antes que yo, sino que me fui a la región de Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.

18 Tres años más tarde, fui a Jerusalén para conocer a Pedro y estuve con él quince días.

19 A ningún otro apóstol vi, aparte de Santiago, el hermano del Señor.

20 Dios es testigo de que no miento en nada de lo que les escribo.

21 Después fui a las regiones de Siria y Cilicia.

22 A todo esto, las iglesias cristianas de Judea seguían sin conocerme en persona.

23 Únicamente habían oído decir: «El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes pretendía aniquilar».

24 Y alababan a Dios por causa mía.

»

La Palabra (versión hispanoamericana)

Copyright © Sociedad Bíblica de España ©

La Palabra (versión hispanoamericana)

Copyright © Sociedad Bíblica de España ©

Síguenos en:



Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos