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2 Corintios 5 - Biblia Reina Valera 1990 (Adventista del Séptimo Día) Vs. Biblia Reina Valera 1990 (Adventista del Séptimo Día)

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2 Corintios 5

1 Porque sabemos, que si nuestra casa terrestre en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio celestial, una casa eterna, hecha no por manos humanas.

2 Por eso gemimos, ansiando ser revestidos de nuestra habitación celestial,*

3 si es que habiendo sido vestidos, no somos hallados desnudos.*

4 Porque los que estamos en esta tienda, gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

5 Pero Dios nos hizo para esto mismo, y nos dio la garantía del Espíritu.

6 Así, vivimos siempre animados, sabiendo que mientras estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor;

7 porque andamos por la fe, no por vista.

8 Pero cobramos ánimo, y preferimos dejar el cuerpo, y habitar con el Señor.

9 Por eso, ausentes o presentes, procuramos agradarle.*

10 Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho cuando estuvo en el cuerpo, sea bueno o malo.

11 Conociendo, pues, la reverencia que debemos al Señor, persuadimos a los hombres, pues Dios conoce lo que somos, y espero que también sea conocido por vuestras conciencias.*

12 No nos recomendamos otra vez a vosotros, sino que os damos ocasión de gloriaros de nosotros, para que tengáis qué responder a los que se glorían de lo exterior, y no de lo que está en el corazón.

13 Porque si hemos perdido el juicio, es para Dios; y si somos cuerdos es para vosotros.

14 Porque el amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, luego todos han muerto.*

15 Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió, y resucitó por ellos.*

16 De manera que de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne. Y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.*

17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron, todo es nuevo.*

18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.

19 Porque Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no atribuyendo a los hombres sus pecados. Y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

20 Así, somos embajadores en nombre de Cristo. Como si Dios rogase por medio nuestro, os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.*

21 Al que no tenía pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros seamos hechos justicia de Dios en él.

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2 Corintios 5

1 Porque sabemos, que si nuestra casa terrestre en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio celestial, una casa eterna, hecha no por manos humanas.

2 Por eso gemimos, ansiando ser revestidos de nuestra habitación celestial,*

3 si es que habiendo sido vestidos, no somos hallados desnudos.*

4 Porque los que estamos en esta tienda, gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

5 Pero Dios nos hizo para esto mismo, y nos dio la garantía del Espíritu.

6 Así, vivimos siempre animados, sabiendo que mientras estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor;

7 porque andamos por la fe, no por vista.

8 Pero cobramos ánimo, y preferimos dejar el cuerpo, y habitar con el Señor.

9 Por eso, ausentes o presentes, procuramos agradarle.*

10 Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho cuando estuvo en el cuerpo, sea bueno o malo.

11 Conociendo, pues, la reverencia que debemos al Señor, persuadimos a los hombres, pues Dios conoce lo que somos, y espero que también sea conocido por vuestras conciencias.*

12 No nos recomendamos otra vez a vosotros, sino que os damos ocasión de gloriaros de nosotros, para que tengáis qué responder a los que se glorían de lo exterior, y no de lo que está en el corazón.

13 Porque si hemos perdido el juicio, es para Dios; y si somos cuerdos es para vosotros.

14 Porque el amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, luego todos han muerto.*

15 Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió, y resucitó por ellos.*

16 De manera que de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne. Y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.*

17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron, todo es nuevo.*

18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.

19 Porque Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no atribuyendo a los hombres sus pecados. Y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

20 Así, somos embajadores en nombre de Cristo. Como si Dios rogase por medio nuestro, os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.*

21 Al que no tenía pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros seamos hechos justicia de Dios en él.

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Nueva Reina Valera 1990, Versión Adventista del Séptimo día. © Copyright 2000

All Rights Reserved to © Sociedad Bíblica Emanuel, INC

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